
Cómo entiendo el problema de la adicción
Por Rabbi S.
Por GYE Member
Creo que un adicto puede curarse y convertirse en un luchador. Creo que lograr esto es más fácil de lo que parece. No se puede hacer solo, se necesita de GYE. GYE tiene todas las herramientas necesarias, pero estas necesitan adaptarse para usarse adecuadamente.
La definición de adicción es clara. Pero entonces tenemos que ser capaces de identificar cuál es el primer paso para salir de la adicción y entonces el siguiente paso y el siguiente a ese, hasta que uno pueda decir ‘ahora soy un típico luchador – pero no un adicto’.
Permíteme compartir una actitud poderosa que he vislumbrado de entre numerosos emails.
Hay disparadores. Están por todos lados. Cuando miramos hacia arriba, cuando miramos hacia abajo, cuando cruzamos la calle, cuando vamos de compras; ni siquiera tiene que ser algo que veamos, puede ser un pensamiento que súbitamente aparece en nuestra cabeza.
Como adictos, debemos reconocer el desencadenante y asegurarnos de que no nos haga caer. La principal herramienta que se menciona es dejar ir esas cosas y entregarse a Dios. Esto funciona, pero sigue siendo un gran desafío.
Me gustaría sugerir un cambio de actitud. El Yetzer Hara nos ha convencido de que, una vez que estamos frente a un desencadenante, ya hemos perdido. Esto no es cierto. Mientras no hayas caído, entonces aun no has perdido. El desencadenante no es nuestra culpa (por lo general), es simplemente vistas, pensamientos y situaciones inevitables. Mi reacción a ellos es el problema y no es algo que inevitablemente terminará en derrota sólo por el desencadenante.
Este cambio de actitud puede funcionar basándose en otra actitud fundamental que se encuentra en todos los emails de GYE.
No es la lujuria el problema de un adicto, es el manejo del estrés. Es la disposición a escapar de la realidad con todas sus presiones, inconvenientes y trabajo duro lo que atrae a un adicto. Una vez que esto se internaliza, uno puede enfrentar cualquier presión y decirse a sí mismo, ‘Sí, me siento presionado, estoy de mal humor, así que necesito lidiar con eso o esperar hasta que pueda descansar, relajarme o hacer algo para liberar la presión, pero la lujuria no es lo que quiero y no ayudará’.
Permíteme compartir otra poderosa forma de pensar que creo es la verdad real. No es el desencadenante lo que desencadena él actuar. Esto comienza antes de eso. Una persona que quiere actuar necesita un desencadenante que lo estimule. Es muy difícil actuar sin un desencadenante. Esto significa que lo que lo inicia todo es el deseo interno – que puede ser subconsciente – de actuar. Entonces viene la búsqueda de un desencadenante, y finalmente el actuar. Por lo que el actuar es realmente un resultado del deseo y no tanto del desencadenante.
Esto es la fuente de la dificultad y la frustración de un adicto. Un adicto piensa que está fuera de control porque cada desencadenante lo lleva a actuar o a una poderosa lucha para no actuar. Lo que realmente sucede es que dos patrones de pensamiento simultáneos intentan ir en direcciones opuestas y es doloroso quedar atrapado en el medio. Por un lado, la persona sabe que eso no está permitido y que, aunque se enfrente al desencadenante, aun así, no tiene permitido actuar. Por otro lado, la persona no puede controlar su impulso y, a medida que pasa el tiempo, el impulso lo carcome y se siente obligado – como un ebrio – a simplemente hacerlo. El enfrentarse al ya-sé-que-no-debería-pero-aún-así-debo es muy frustrante. Una vez que entendemos la raíz del problema, podemos encontrar una solución.
Esta compulsión se debe al hecho de que, en el fondo, esto es lo que la persona buscaba en primer lugar, disfrutar de la liberación que ofrece el actuar, pero necesita del desencadenante para ponerse en marcha. Ahora que el desencadenante ha llegado, ya no hay forma de pararlo.
Por lo tanto, para resolver el problema hay que convencerse a uno mismo de que eso no es lo que se quiere. Esto me destruye y de todas formas realmente no lo entiendo. Soy un judío religioso y mi Dios lo prohíbe en Su Torah. Tengo mejoras cosas que hacer en la vida (asegúrate de hacerlas).
Si uno puede aceptar está convicción en su cabeza, entonces ya no buscarás inconscientemente por desencadenantes. Cuando aparezca un desencadenante, este sólo será una molestia. No quiero esto, déjame en paz. Este es el paso que un luchador da, a diferencia del adicto que es impotente contra el desencadenante (porque en realidad es su propia voluntad la que lo vuelve impotente).
Si podemos cuantificar estos pasos y ayudar a los adictos a adquirirlos, entonces, quizás, podamos realmente curar a los adictos y no sólo ayudarlos a lidiar con su problema.
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